Copos
blancos como el algodón
inundan
las calles gastadas de la ciudad.
Los
reflejos de las luces de colores
pueden
verse en la superficie
de los
charcos helados.
Mientras
tanto,miles de personas pasean
con
sus abrigos largos y sus cálidas bufandas al cuello.
El
aire,frío y cortante nos obliga a cubrir nuestras manos
con
cómodos guantes de lana y algodón.
Te
cruzas con gente perdidas en sus pensamientos
mientras
miran con deseo la decoración de ese escaparate,
soñando
con poder alcanzar ese deseado objeto
que
brilla con luz propia.
Entre
toda esa gente carente de espíritu,ves un gesto sencillo,
una
leve sonrisa,que te impregna de ese espíritu navideño
que
rodea el ambiente.
A tu
alrededor suenan canciones que hablan de paz y amor,
de
unión familiar y de cálida sinceridad.
Unos
niños piden con anhelo ese famoso juguete que tanto anuncian en
televisión,mientras los padres cansados de un largo día
de
compras arrastran sus pequeñas manos apartándoles
del
fascinante escaparate.
Caen
los últimos copos del año,y las mesas engalanadas con sus
mejores
complementos,empiezan a recibir platos y vajillas con
los
mejores productos que se pueden encontrar en el mercado.
La
familia,se reune alrededor de la mesa como todos los años,
los
viejos rencores quedan atrás,y una nueva esperanza
se
fragua en ese día tan especial.
Suenan
las 12 y un nuevo año comienza,una nueva vida tal vez
pero
siempre el mismo deseo,impregnarte de este espíritu navideño
y
tener siempre cerca a tus seres queridos.